lunes, 16 de febrero de 2009

Aprés avoir parlé à Claudio

Le vestige s'est échappé

et le fond est resté vide,

vaincu, coupé,

sans défense, mortel.

L'habilitation s'est remplie des présences, alguién une parole en retombant dans mes

oreilles et il est proche.

Il me fait inévitable:

éternel ?,

je ne le sais pas, mais il semble connaître je sans fin: mon éternité ?

latent.

Je suis morte et je n'ai personne

trouvé c

apable de lever mon voile obscur, je n'ai trouvé personne

qui me remémore,

qui savoir à que j'étais venu.

Le détachement crée

la tradition immaculée,

elle de recommencer à être constamment

cela qui m'inspire.

lunes, 26 de enero de 2009

en la Mecedora de Madera.

Entonces dices que me escuchas,

Y cómo sé que tus manos

sostienen mi cintura,

si aún sintiendo

el roce de tus dedos

me siento Intacta.

¿Qué será?,

y no hay eco.

Se suceden raramente las fusiones.

He añorado tanto pertenecerte

que no sé

si aún luego

estaré sentada en la mecedora de madera.

Y no interrumpas,

no cortes esa flor,

ya tiraste mi castillito de cartas,

¿Ahora qué voy a hacer yo?,

supe entonces tu respuesta

y entendí lo mucho

que me habías querido.

Repetiste yo, yo,

solo cinco veces…



Romina Carbonetti

Con este poema participo en el primer Concurso de Poesía de Heptagrama

jueves, 30 de octubre de 2008

y ellos siguen soñando...

Algo de brillo

atraviesa lo celeste que

cubre todo el

intervalo atmosférico.



Me cubro con montones de

seres que surcan mi terreno

y a veces giran a mirarme,

a mirarse.



Doy vueltas alrededor

de cada perecedora existencia

y me duermo sobre el

árbol de la vida.



Les sujeto las manos

y ni siquiera huyen,

no saben que estoy ahí,

en ellos, sobre ellos...



El celeste está tan pálido

que es casi blanco.

Yo sigo hurgando

y ellos siguen soñando.

...

No te culpo por herirme,

te culpo por no poder perdonarme.

¿Qué te hace pensar que no te quiero?,

tu propia duda sobre vos mismo o mi

indiferencia constante.

No sé que hacer para retenerte,

porque que estés tan quiero cerca de mí,

no te deja mas que quieto.

Quiero quedarme pero no sé

como preguntarte, cómo.

Para volver a mirarte.

Estoy aquí mirándote

sin verte,

para volver a mirarte

y ver.

Ver el esplendor

haciéndose aún mas

agudo,

aún mas profundo.

Siento tu respiración,

cada órgano de tu cuerpo

funcionando al ritmo constante

del universo.

Siento tu dolor sublime,

tu pregunta muda,

tu no existencia, tu cansancio

eterno.

Y tu sonido fluorescente

me hace temblar...

Caigo de rodillas en tu torrente

y me desnudo.

La Plaza con la Fuente.

El movimiento serpenteante

e ilustrativo,

la agitación temporal,

la vividez inextinguible

de las palomas

al bajar a la tierra

rozando mi cabeza.

La luz, translúcida, ecuánime,

el agua saltando a chorros desde la fuente.

La extraña levedad de la existencia

vuelve mis sueños mas increíbles

en realidad.

Es junio, respiro tanta paz

sentada frente a la fuente,

una paz diferente,

llena de todo,

en todo el instante.



Mis campos pasados

y actuales se juntan,

pero no hay diferencia.

Casi no hay diferencia

entre yo y el mundo.

Es húmedo el espacio.

Escucho en el

silencio raro,

escucho imperceptibles

muestras de amor extraño.



Te extraño.

Me siento a oir

tibiamente la elevación

de tu tono, de tus

manos, de tu

corazón.



Al unísono

ocurres y yo

me desenvuelvo,

me delato

y también renuncio.



Es húmedo el espacio,

me asfixia,

me incluye pero

me quita la

respiración.



Me dejas sin aire

y el aliento cognitivo

de mi desesperación

se vuelve inútil,

volátil.



El silencio se esparce

en tus ruidos

y tu ausencia

impuesta

me añade

miles de abandonos

contínuos.